Este artículo fue originalmente publicado en Animal Político
Hace siete años en Acapulco, Guerrero, Melani fue asesinada por quien entonces era su pareja, el piloto de la Fuerza Aérea Mexicana, teniente José Luis N., quien alteró la escena para intentar hacer pasar el asesinato como un accidente. A más de un lustro de impunidad es urgente poner sobre la mesa el caso, ya que se tenía previsto que este 2 de diciembre finalizara el juicio y se obtenga un fallo en un plazo de no más de 24 horas.
Las cosas no cambian por sí solas o por inercia, es preciso hablar, organizarnos, luchar para que eso suceda. Es necesario exigir que se haga justicia.
Laura Quintero | Cecomún
Es indispensable que se haga justicia. El caso de Melani se suma a cientos más que han hecho de México un país feminicida, el segundo con la mayor tasa de este delito en América Latina, según lo muestran datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), además de que el 70 % de los asesinatos de mujeres por razones de género siguen impunes.
El Poder Judicial de Guerrero y la jueza que conoce el caso debe dictar una sentencia con perspectiva de género y dejar de favorecer a un militar feminicida. Y es que su proceder apunta a que así ha sido: tanto los familiares como su defensa legal han denunciado públicamente que la jueza ha mostrado una actitud hostil hacia ellos; se ha negado a tomar en cuenta las pruebas de los ciclos de violencia que Melani vivió, permitió que la defensa del feminicida “acusara” de feminista a una perito con la intención de desacreditar su opinión experta y ha diferido audiencias en múltiples ocasiones retrasando la atención oportuna al caso.
El militar cometió el crimen en 2017, pero no fue detenido sino hasta enero de 2023, más de cinco años después. Lo anterior es importante pues las dos últimas audiencias fueron suspendidas con la “justificación” de una supuesta enfermedad, y pese a que existen pruebas que muestran que el inculpado asesinó brutalmente a Melani, y que además hizo todo para simular que aquello había sido un accidente, no se ha dictado sentencia.
La violencia que acabó con la vida de Melani no comenzó aquel día, sino que llevaba años padeciéndola como lo demuestran incluso las partes médicas de las lesiones que Melani presentaba, mismas que la jueza no ha considerado suficientes.
Este caso, y lamentablemente muchos más, muestran las dificultades que viven las mujeres y sus familias para acceder a la justicia en México, situación que ha hecho que muchas víctimas prefieran callar antes que enfrentarse a un Estado que las ignora y perpetúa la injusticia. La falta de garantías y la impunidad forman parte de los problemas centrales del sistema de procuración y administración judicial de nuestro país.

Es alarmante que el 85 % de las mujeres mayores de 15 años que han experimentado violencia física o sexual, no han presentado denuncias. Ante esta situación, alzar la voz es más que indispensable, como lo ha hecho la familia de Melani. Las cosas no cambian por sí solas o por inercia, es preciso hablar, organizarnos, luchar para que eso suceda. Es necesario exigir que se haga justicia para Melani y su familia.
El lunes 2 de diciembre se programó la última audiencia del caso en el que el feminicida José Luis N. se ha servido de formar parte de un cuerpo militar para permanecer impune hasta hoy. Este caso no puede consumarse como un ejemplo más de la injusticia que enfrentan las víctimas de feminicidio en México, el Estado debe garantizar que se cumpla la ley y que se haga justicia para Melani.